La tarde cae, y la temperatura se sube,
El aire caliente migra hacia el cielo,
La arena que el viento empuja se envuelve en remolino…
Es el momento del día en el que el horizonte se observan volcanes enfurecidos,
Es la hora exacta en donde los desiertos son oasis para
peregrinos,
Donde la razón se condena al enigma de aquella mirada elíptica,
Mirada que se esconde y aparece al mismo tiempo,
Mirada de víbora, mirada bruja que condena,
Mirada antigua de vidas extintas…
Como cazadora ha estado escondida, pero cuando la naturaleza se expresa
es inevitable la fuerza que suelta,
A veces siendo controlable, otras veces siendo
letalmente incalculable,
Es su veneno el aspecto temido,
Que su cuello se incline y se aliste para atacar con sus
solenoglifos,
Su mirada no puedes evitar, el movimiento de su cuerpo
entero te lleva a quedarte quieto, y sin más ventaja que la alcanzada, ella
ataca y su veneno es en cuestión de segundos la desencadenante de un encuentro entre el
cielo y el infierno….
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